Existe un tramo de aproximadamente dos kilómetros de mi viaje hacia el trabajo que me recuerda un versículo de la Biblia analizado en un artículo que recientemente leí; por recomendación de una prima. Este texto no habla sobre carreteras o rendición de carros, habla de la soledad. Mi carretera va directo al mar, al Pacífico siempre frío, estoy por reclamarme no haber cargado con un abrigo, mis manos están frías y me recorren escalofríos por la espalda, y viene el momento en que vira al sur. Es ahí donde el Sol despierta por mi oriente, como si me estuviera esperando. Apago la calefacción y sonrío con los cosquilleos sobre mis brazos, mi cara, de las partículas de calor que me empiezan a inundar.
El versículo que nos comparten en el artículo dice así: “Porque sol y escudo es Jehová Dios…” (Salmo 84:11). Sea en medio de multitudes o en perfecta quietud aislada, el único que ha venido a mi vida como un verdadero Sol es Jesús, los demás, han resultado iluminación artificial: borrosos y sin calor.
Te recomiendo este artículo sobre la soledad: “My Battles with Lonliness”.
Foto: http://richardxthripp.thripp.com/2008/11/photo-the-golden-highway/
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