Porque Dios nos ha dado el grande privilegio de pedir por ellos, de intervenir para su bien dondequiera que estén, conoce cómo hacerlo, qué palabras alinear con tus pensamientos dirigidos a ellos. Te habrá pasado que aunque mantengas a estas personas en tu corazón muchas veces no has sabido darle especificidad a tu velada. Por su firmeza, por su perfección y porque estén completos en todo lo que Dios quiere (Colosenses 4:12), pide.
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