jueves, 31 de marzo de 2011

Morning's Here

La verdad es que no soy muy afecta a las mañanas; recalco el “muy”. Cuando escucho los comerciales que anuncian las especiales para los “early birds” me pregunto: ¿y esos locos quienes son?, ¿quién en su cabal razón no prefiere quedarse descansando en casa que ir por la madrugada a una tienda? Me justifico un poco: no porque no me guste el sol de la mañana, y más después de una noche muy fría; el aroma del café que anuncia las nuevas posibilidades o sacarle el mejor provecho a mi diminuta mente, porque se habrán dado cuenta que uno alcanza la mayor "brillantez" en las primeras horas, y entrecomillemos esta palabra o encerrémosla en signos de interrogación, o sea, para el resto del día no servimos para mucho, sino porque le batallo una inmensidad despejarme del sueño y agarrarle el ritmo a las primeras horas de la mañana. Porque será muy difícil que algún día me vean cantado jubilosamente “Morning’s Here…”, ni al alba corriendo en la playa con la mayor de las sonrisas respirando el aire fresco, justo al abrir los ojos me presentaré delante de Dios (Salmo 5:3) para que despeje mi mal humor, le dé una nueva perspectiva a mi día y me recuerde por qué y para qué urge me levante lo más pronto posible.


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