viernes, 18 de junio de 2010

Sweet 27


Hoy cumple años mí hermana. Hace un poco más de un par de meses que se casó. Estoy agradecida con Dios por las grandes bendiciones que me ha permitido experimentar a través de esto. Pero antes de dirigir este texto a mi egoísta persona, y decirles cuáles bendiciones me han traído estas dos cosas si aparentemente no me afectan directamente, quiero felicitar a una de las personas más importantes de mi vida. Mandarle a mi hermana todo el gozo que deseo experimente este año que viene. No quisiera que se quedaran en esas felicitaciones efímeras, sino con plena conciencia de que el gozo que le deseo provenga de una directa convivencia con Dios; sin importar las circunstancias que este mundo triste pueda traer. Bueno, creo que estoy desbalagando el tema. La tristeza merece otro post; y cómo me hace pensar Salomón en Eclesiastés. Decía que, como sabemos, Dios muchas veces utiliza, y me atrevería a decir casi siempre, un mismo acontecimiento para afectar a distintas personas en el proceso. Cada vez que mi hermana cumple años, me maravilla recordar cuánto la quiero a pesar, o lo más seguro por eso mismo sea, de ser tan distintas. Dios en su sabiduría me permitió convivir desde pequeña con lo apuesto a mí… y qué alivio. Creo no ser la única que ha caído en cuenta que con las personas que uno más se frustra, es porque precisamente reflejan nuestras propias debilidades y faltas. Contrario a eso me pasa con mi hermana. Tampoco me atreveré a decir que todo es perfección, pero ella me es una continua lección de lo que me hace faltar practicar; o si no es el caso por si es algo que carezco, permitirme aceptar de los demás para completar la experiencia de mi vida.

En cuanto a su boda… no me resta decir mucho, que más que ese día, a Dios gracias por conocer parte de Su real esencia en este compromiso de amor que un día a la vez, se fue fortificando en perdón, paciencia y sacrificio… ¡algo que aspirar!

1 comentario:

Jorge Castro dijo...

De acuerdo con lo que escribiste, con todo. Un abrazo Alma.