jueves, 26 de febrero de 2009

Quizá

Quizá porque estaremos eternamente en la presencia de Dios; tal vez porque el pan y techo mañana promete sí los tendremos; porque nuestros amigos en Su Hijo nos extienden un corazón verdadero; porque todo peligro, cada angustia, cada lágrima, tiene un propósito, y todavía, uno bueno; porque el más alto puesto, la gloria de las glorias, el enamoramiento como la novela jamás escrita, sabemos algún día han de menguar. Mis huesos se empiezan a secar porque no quiero escribir la historia más triste que lleve como título Conformismo.

No sé, me rehúso a pensar que teniendo el tesoro de la libertad que Dios nos dio en Jesucristo no hemos extendido las alas en el más alto de todos los cielos. Para eso mismo hemos sido llamados.