lunes, 24 de noviembre de 2008

Verás, pero verás como el ciego


Unos son extremadamente bellos, nadie se atreverá a diferir. Grandes, simétricos, en perfecta sincronía en tono y posición.
Otros son personalidad; como si por comunes y falta de hermosura no distraen sino se abre la ventana.
Hay los que brillan, más como apagados, decaídos, muy tristes. Los que se esconden; los que son misterio.
Pero, ¿qué importa tanta variedad si del nervio óptico la imagen distorsionada se asienta en el cerebro cobrando vida pero son pocos los filamentos sinópticos? Pareciera que muy pocas veces asimilamos la magnitud. Está; que la pasemos por alto no la elimina.
Cuando el hombre vio los hechos más tremendos de Jesús no significó que inmediatamente acudieron a Dios… la mayoría que estuvo increíblemente no vio.
Verás, pero verás como el ciego.
Como se dice de la realidad, no es exclusivo lo que ves.
Qué te puede decir una miope (y con astigmatismo de pilón).

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