martes, 1 de julio de 2008

Estás justo junto a mi Everest, tal vez el mismo o el camino entre los dos

Dónde estás Dios para que ni éste sea grande

Hazme recordar que este cielo es un principio donde las puntas de tus dedos bastan un delicado desliz

No quiero mi tinta vana sobre esta blanquísima cascada

Tu rojo solo ondea, el de nadie más. Que sea el sello escondido en el río de sed… para qué el deslumbrante que cuando llueve no brilla de nuevo jamás

Qué cansado es este mirador, más vacío que el pozo abismal

Por eso canta Señor; que canten tus cielos y firmamentos

Cánticos de vida

Cánticos de verdadera esperanza

Alabado Tú, alabado Tu Nombre retumbe en ecos por toda la tierra

Que esta pluma se llame muerta, y esta tinta espero que algún día también

1 comentario:

Mario Lizola dijo...

Me hizo recordad parte del canto "Oh amor de Dios"

Si fuera tinta todo el mar, y todo el cielo un gran papel,
Y cada hombre un escritor, y cada hoja un pincel.
Nunca podrían describir el gran amor de Dios.