jueves, 24 de abril de 2008

The phone booth


Descolgué el teléfono con ganas de apartar este silencio. No había terminado de acercar por completo el auricular a mi oreja cuando ya alcanzaba a oír un escándalo tras sí. Había ruidos indistinguibles interrumpiéndose para captar mi atención, pues ninguno era lo suficientemente fuerte para silenciar al resto. Colgué.

Descolgué el teléfono con ganas de ser escuchada. Primero empecé a queda voz luego a gritos, pero nadie escuchó. Mi voz ser vertió en aquélla mezcla de monólogos tristes que añoran cualquier tipo de atención. Se convirtió en uno más. Colgué.

Descolgué el teléfono enojada. Hubo uno que me saludó pero lo insulte sin más. Apenas notaba quería responder, lanzaba el siguiente ataque más duro que el anterior. Seguía ahí escuchando, tal vez esperando, pero sin intención de interrumpir mi acometido, lo destrocé hasta el enfado. No me importó saber su nombre y colgué.

Me acerqué al teléfono dudando en descolgar otra vez. Mejor me retiré.

Iba y venía…

Ahora sonaba.

Descolgué el teléfono con sed de conocer una voz sincera:

-Hola- me dijo.

-Hola- contesté.

-Hola- de nuevo escuché, pero ahora cerré los ojos y vi que tras esa sencilla palabra había una gran sonrisa llena de gozo y emoción.


"... reading the Bible in a way that allowed it to make sense within itself. In other words, I didn't start out trying to make it not make sense, which was what I had done previously".



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