La introducción de la luz disipa las
tinieblas. La introducción de la luz a mi vida, a través de Jesucristo
reconocido como mi Salvador y Señor, me lleva también a un gran combate de
padecimientos. En la iluminación de mi intelecto que se ve en la disyuntiva de
modificar sus pensamientos a los de Dios; en el área de los sentimientos que se
inclinan a adoptar su sentir y no el mío, engañoso. Su sentir que ve a las multitudes
con compasión. Se sujeta, en sabiduría, a la mente y a la voluntad. Y en este
combate de padecimientos, mi voluntad es iluminada. Nunca obligada a decidir
por el camino de Dios; pero sí enseñada y prevenida de las tristes
consecuencias de no tomarlo.
De la meditación La introducción de la luz
trae un gran combate de padecimientos, de Héctor Valay. 27 de noviembre, 2011.
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