martes, 14 de diciembre de 2010

Pedazo de cielo

Vengo de un padre despistado, pero sólo en lo común. No le confíes mucho el código ultra secreto de tu caja fuerte porque seguro en un par de minutos lo olvidará, pero sí derrama en sus manos tu espíritu. Ese nunca lo soltará. Sabrá qué aconsejarte y dónde encontrar la solución. Con frecuencia sabe qué viene pues reside en él un corazón sabio. Es un hombre de pocas palabras, pero cuando las deja salir, es porque importan.

Me crió una madre de manos amorosas, de espíritu noble. Ella es mi vivo ejemplo que más valor cobra el mundo con el servicio de las personas que sirven de todo corazón en lo oculto que el lleno de palabras fatuas de eruditos con miles de distinciones oxidadas y empolvadas. No es de palabras condescendientes y así logra añores tenerla toda una vida.

Crecí junto a una hermana muy inquieta, un perfecto y delicado torbellino por doquier. Pero en medio del caos, encuentras en su centro, en el ojo, un mundo lleno de humildad y amistad. Privilegio es que te invite la acompañes en sus aventuras. Son experiencias que nunca olvidas. A ella le corresponde hacer sonreír los corazones. El mío cuando menos, lo hace constantemente a su lado.

De la más pequeña me separa más de una generación y siento como si no hace mucho la empezara a conocer. Sólo estaba en posición de asegurar en aquel entonces que la podías sobornar con un chocolate. Un See’s de preferencia. Pero ahora redescubro una mujer audaz y dispuesta. Me emociona contemplar su colorido, plástico, tridimensional, abstracto, etc., camino por recorrer. Pues a ella le gusta todo esto.

Y provengo de un Dios vivo que ha decidido regalarme “un pedazo de cielo” en esta tierra con esta mi familia. Hace varios años alguien me dijo esto y espero nunca olvidarlo.

Foto: http://www.itsmyheart.org/get-involved/volunteer/

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