Llegó el día en que un hombre decidió guardar silencio para meditar. Cerró la puerta de su cuarto, apagó su radio y televisión, apartó su computadora y alejo el libro que tenía en su buró que utilizaba como distracción. Sintió una necesidad inmensa de hablar “verdad a su corazón” (Salmo 15, 2b); fue de las pocas veces en toda su vida que se atrevió a ser una persona valiente. Meditó en sí.
Y, se entristeció como nunca.
“Sí”-dijo-. “Es verdad”.
Recordó lo que no hace mucho un amigo le había compartido: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” (Isaías 53:6).
No todos somos criminales o adúlteros, pero sí todos nos hemos ido por nuestro propio camino sin importarnos el camino de Dios.
Descarriar: Apartarse de lo justo y razonable (RAE).
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Hello. And Bye.
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