David es
un hombre fascinante, pero tal fascinación es producto de su Dios. Es en éste
que aquel personaje encontró determinación, fuerzas y gran poder. Por Dios el
rey David y sus hombres valientes de errantes llegaron a líderes y protectores
de su pueblo. Alabanza justa hicieron a quien lo merecía y por esto no
resbalaron. Cuando terminé de leer la primera novela de la serie León de guerra
de Cliff Graham los Salmos de Las Sagradas Escrituras tomaron otro significado
en mi vida. Inmediatamente compré la segunda y estoy ansiosa por la tercera. Vi
a estos hombres… humanos. Los vi con temores, cargando con pasados destrozados,
pero con renovada fe en aquel quien prometía sacarlos del pozo. Por creer así
fueron liberados, por humillarse ante Jehová vencieron cuando el mundo se les
venía encima; y con increíbles hazañas. Te recomiendo esta serie (por ahora
solo en inglés) y te comparto este salmo tan especial para mi corazón.
Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.
Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;
Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás
¿Quién morará en tu monte santo?
El que anda en integridad y hace justicia,
Y habla verdad en su corazón.
El que no calumnia con su lengua,
Ni hace mal a su prójimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.
Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado,
Pero honra a los que temen a Jehová.
El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;
Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás
Salmo 15
En Jesucristo esté nuestra confianza.
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