jueves, 24 de mayo de 2012

Primero Jesús


Ya había compartido la siguiente meditación en este espacio, pero la verdad es que la tuve que leer de nuevo.  Me hacía mucha falta. En aquella ocasión fue en su lengua original, en inglés, ahora la traduzco al español. También no puedo dejar de unirla a este imagen impresionante que me encontré. Se complementan.


Memoria versus acecho spiritual

Por Tullian Tchividjian

No podría numerar las veces que he asistido a grupos de responsabilidad mutua/ corresponsabilidad (perdóname, pero no conozca la traducción correcta de "accountability groups") donde ha habido nula atención, o muy escaza, al evangelio. En estas reuniones se olvida recordar lo que Jesús ha hecho con nuestro pecado –librarnos de su culpa y del demonio de su poder- y de los recursos que por nuestra unión con él, y como consecuencia, nos son garantizados. Estos grupos producen pensamientos morales como “haz más, esfuérzate más” que nos roban del gozo  y libertad que Jesús ha asegurado para nosotros en la cruz.

Cuando nos esforzamos en dominar nuestros pecados en lugar de sumergirnos en nuestra relación con Jesús, empezamos a retroceder espiritualmente. Como bien dice Sinclair Ferguson:

Aquellos que casi se han olvidado de su propia espiritualidad porque su enfoque está exclusivamente en su relación con Jesús, y lo que ha hecho por nosotros, son los que realmente están creciendo y dando fruto. Históricamente hablando, cuando la meta de un grupo es SU ESPIRITUALIDAD, eventualmente, ésta cederá. Sus recursos se habrán acabado. Solamente cuando nos olvidamos de nosotros mismos y nos enfocamos en Jesús es que nuestra devoción será alimentada continuamente por los recursos que solo provienen de él y a través del Espíritu Santo.

Pecado: crisis de identidad

Los puritanos solían decir que existen demasiados cristianos que no toman ventaja de sus privilegios. Por lo tanto, es necesario que los que me rodean me recuerden que cada vez que peco, sufro momentáneamente de una crisis de identidad: olvido quién soy realmente, a quién pertenezco, de la nueva criatura que soy en Cristo, y de lo que me pertenece en él. La única forma de lidiar con el pecado que sigue permaneciendo en mí es desarrollar una repulsión por él a la luz de las grandes riquezas que poseo en Cristo. Por favor repíteme cuantas veces sea necesario que Dios no me ama más cuando obedezco o menos cuando desobedezco. Conocer esta verdad aumenta mi amor por Dios y disminuye mi hambre de pecado. Así es que no olvides esto, la vida depende de ello.

Creyendo más, no comportarse mejor

El crecimiento del cristiano, en otras palabras, no sucede cuando uno se comporta mejor, sino cuando cree mejor y más profundamente a raíz de lo que Cristo ya ha conquistado en la cruz. Necesito que mi familia y amigos me recuerden esto TODO el tiempo.

La idea central, cristiano, es que: por lo que Cristo ya ha hecho por ti, Dios no te seguirá reprochando tu pecado… como tú lo haces. Así es que descansa y regocíjate… y eventualmente empezarás a avanzar. La ironía, por supuesto, es que solamente cuando dejas de obsesionarte con tu deseo de ser santo y te enfocas en la belleza de Jesús, es cuando la santidad sucede.  Y no sobra decir: nos volvemos más tolerables para los demás.





Holy Holy Holy!